lunes, 10 de septiembre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO LII -Dura realidad-

Después de mi viaje a Manchester, lo cierto es que he regresado con una sensación muy agridulce.
La parte dulce ha sido el Evento, la participación de gente de todo el mundo, las personas que he conocido, la organización, la posibilidad de salir de aquí, después de que el desempleo no me haya permitido hacer ni un solo día de vacaciones, el viaje y todo el bagaje de conocimientos que he adquirido.

La parte agria del agridulce es la sensación de que la situación en España es única, de mala que es, de que las posibilidades para las personas se van esfumando, de que nadie se pasa el día hablando de crisis excepto nosotros, de que somos el país del mundo con mas desempleo y de que esto no tiene pinta de cambiar, por lo menos a corto plazo.

Muchas veces me pregunto: ¿que necesitan los empresarios españoles para crear empleo?.
He hablado mucho, con mis amigos, al respecto de este tema y creo que entre todos podríamos hacer un buen papel si las instituciones nos escucharan y dejaran de pensar en clave de elecciones.

La primera idea que nos ha surgido, a todos, es la creación del clima de confianza necesario para que las empresas puedan invertir. 
Lógicamente, si yo creo que mi trabajo va a ser duradero, porque la Administración hace bien las cosas, no entraré en una "huelga de consumo" (que es lo que está sucediendo ahora).
Muchas personas lo hacen por "lo que pudiera pasar" y otras porque directamente no tienen ingresos o éstos tienen fecha de caducidad por un posible ERE, finalización del desempleo o cualquier otra causa.

Otra de las cuestiones, difíciles de entender fuera de Cataluña, es el excesivo precio que tenemos que pagar por todo, lo cual nos impide destinar dinero a ni siquiera poder comprar un pequeño juguete a los niños o tomarse una cerveza en el bar. Muchas veces, incluso recurriendo en la compra a los productos mas básicos y olvidando cualquier otra cosa que no sea estrictamente necesaria.

Hay que descontar, mensualmente, del exiguo sueldo del paro, la luz, que son como mínimo 60 euros mensuales, sin gastar nada y pagando los atrasos de 2010 y 2011 que dicen tienen las eléctricas mas el IVA al 21%.
El agua son cerca de 40 euros cada dos meses, pero el Ayuntamiento de Calafell ha sacado la basura de dicho recibo, por lo que hay que pagar un mes una cosa y al siguiente la otra, que sube otros 35 euros.

Del teléfono se puede prescindir, pero sin teléfono, internet, ni móvil  es hoy en día imposible encontrar trabajo, ya que todas las empresas utilizan estos medios para contactar. Entre pitos y flautas tenemos que descontar otros 60 euros tirando por lo bajo.

Cuando toque el IBI son 500 euros anuales en Calafell por un piso de 60 metros, antiguo. Los que compraron otros pisos mas grandes o su soñada casita tienen que hacer frente a mas de 1.000 euros.

También del coche se puede prescindir, pero en poblaciones como Calafell, cosas tan sencillas como la compra, ir al dentista, el médico, llevar al nieto al colegio o a la guardería, se convierten en un problema por las distancias que hay que recorrer. Cualquier acceso al trabajo, en esta zona, también sería problemático sin coche, por lo que hay que añadir la gasolina a 1,60€ el litro, el seguro, el mantenimiento, la ITV y el impuesto de circulación que en Calafell tampoco es barato y cuesta 40€ el coche de gasolina y cerca de 100 el de gasoil.

Luego hay que comprar a precios desorbitados. El mismo producto, en la misma cadena comercial es mas caro en Calafell que en Tarragona y mucho mas que en Barcelona. La fruta y la verdura está por las nubes, el pescado mejor no tocarlo, la carne o el pollo carísimos, la leche hay que comprar marcas blancas y los yogures los de Eroski, blancos y sin azúcar que son los mas baratos.

Con el tiempo me he convertido en un experto comprador, en busca de las ofertas y de las marcas blancas.

Pues lo mismo que nos sucede a nosotros, les sucede a las empresas, con unos impuestos excesivos, con dificultades para contratar, con una productividad baja y una desmotivación alta, con unas administraciones todavía excesivamente burocratizadas, donde hay que luchar con normativa municipal, autonómica y estatal y principalmente con un crédito cerrado que hace imposible la idea de financiación.

Estoy seguro que entre todos podemos cambiarlo, pero necesitamos unidad y firmeza. Creo que hay que quejarse menos y actuar mas. Denunciar lo que sucede y trabajar en la misma dirección, le pese o no a la Administración.

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