jueves, 20 de diciembre de 2012

MEMORIAS DE UN PARADO CV -por Tito-

LLevamos unos días en Zamora, que aunque seguimos nublados, por lo menos no hace frío. El cambio climático debe de ser el culpable de todo esto.

Mañana no se a que hora se acaba el mundo, ni siquiera se si empezará a acabarse por la Polinesia y seguirá, hacia Asia y Europa, como en las celebraciones de Año Nuevo. Los Canarios podrán disfrutar una hora mas. Aquí, en Zamora, como discutimos por todo, no nos ponemos de acuerdo ni siquiera en la hora del Fin del Mundo. Unos dicen que a las 11h., otros a las 12h. y cada uno defiende su postura con ahínco.

Hoy, me gustaría pedir por Tito Vilanova, que se cure pronto. Después de, como decía, en el blog, el otro día, nos ha hecho pasar tantos ratos felices y olvidar durante las dos horas de partido, los sinsabores diarios de la vida. Quisiera que eso continuara y de su mano.

Yo, he tenido familia y un buen amigo, con esta terrible enfermedad, por lo que lo único que quiero es que definitivamente, se destine presupuesto a la investigación, para que no se apeen del tren tantos compañeros de viaje. O por lo menos que lleguen a la última estación, no que se tengan que bajar a medio camino.

También hoy he imprimido la tarjeta de embarque de Ryanair, para regresar a mi casa por Navidad, como los del Almendro. Hoy me he despedido de Jorge, con profunda tristeza y mañana de los otros dos.

Eso de sacar la tarjeta de embarque por internet, es que me pone nervioso, porque nunca se si me voy a equivocar y tenerme que quedar en tierra, mientras veo mi avión como despega.

Encima, en Ryanair tienes un montón de opciones, que intentan llevarte por el camino de que hagas algún gasto adicional. Y luego cuando dice: "Vd. no podrá cambiar online estas opciones si le da a aceptar", me repaso otra vez todo para asegurarme de que no me he equivocado.

Yo también me voy con una sensación muy agridulce. Tengo muchas ganas de ver a mi familia, especialmente a mi esposa, pero por otro lado, Zamora ha sido una tierra de acogida.

Supongo que esa es la sensación que siempre han tenido los emigrantes y que yo nunca había padecido, pero ahora empiezo a entenderlo y es realmente duro.

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